Una persona que sale de un centro penitenciario no necesita nada extraordinario para no volver entrar: las oportunidades son la clave del éxito. Muchas veces es una cuestión laboral y de vivienda: con un trabajo y un lugar donde ir a dormir, en principio un persona podrá tener una vida en normalidad si es lo que busca. También es muy importante hacer una buena gestión del ocio y contar con un entorno que le ayude y le dé confianza.

En el contexto de estos servicios la intervención de los profesionales agrupa diferentes ámbitos de la educación social y la animación sociocultural. Se refiere al apoyo particular que las personas puedan necesitar para superar su problemática o necesidades personales y mantener su esfuerzo para integrarse de nuevo en la comunidad. La acción educativa se centra en las conductas, actitudes, capacidades, potencialidades e intereses de los internos para promover el cambio del propio sujeto, de su relación con los demás y de su relación con el entorno.

En la sociedad nos hace falta más empatía hacia las personas que están en un centro penitenciario. Creemos que es algo que difícilmente nos pasará a nosotros. Lo que no sabemos es que, cuanto menos oportunidades damos, más difícil lo tiene la otra persona para no cometer el mismo error: preferimos el miedo y la desconfianza que darles oportunidades.

Sergi Fortià. Criminólogo y socio de Suara Cooperativa